Pulsiones y destinos de pulsión
Freud define a la pulsión como la agencia
representante psíquica de
una fuente de estímulos
intrasomática en continuo fluir.
Una pulsión nunca puede pasar a ser objeto
de la cc.
Pulsión primero del lado de la fisiología.
Esta nos ha proporcionado el concepto del estimulo y el esquema del reflejo.
¿Qué relación mantiene la pulsión con el
estimulo? La pulsión seria un estimulo para lo psíquico. Y para este existen
otros estímulos pulsionales.
Estímulos pulsionales y otros estímulos que
influyen sobre el alma; el estimulo pulsional no proviene del mundo exterior,
sino del interior del propio organismo.
La pulsión no actúa como una fuerza de
choque momentánea, sino siempre como una fuerza constante. No ataca desde afuera,
sino desde el interior del cuerpo, llamemos necesidad al estimulo pulsional; lo
que cancela esta necesidad es la satisfacción apropiada a la meta.
Estos estímulos son la marca de un mundo
interior, el testimonio de unas necesidades pulsionales. Las pulsiones y no los
estímulos exteriores, son los genuinos motores de los progresos que han llevado
al sistema nervioso a su actual nivel de desarrollo.
La actividad del aparato psíquico, esta
sometida al principio de placer, es decir, es regulada de manera automática por
sensaciones de la serie de placer-displacer.
El sentimiento de displacer tiene que ver
con un incremento del estimulo, y el de placer con su disminución.
Desde el aspecto biológico, pasamos a la
consideración de la vida anímica, la pulsion nos aparece como un concepto
fronterizo entre lo anímico y lo somático, como un representante psíquico de
los estímulos que provienen del interior del cuerpo y alcanzan el alma.
Algunos términos que se usan en conexión
con el concepto de pulsion, y son; esfuerzo, meta, objeto, fuente de la
pulsion.
Por Esfuerzo, de una pulsion se entiende su
factor motor, la suma de fuerza o la medida de la exigencia de trabajo que ella
presenta. Ese carácter esforzante es una propiedad universal de las pulsiones,
y en su esencia misma. Toda pulsion es un fragmento de actividad.
La meta, de una pulsion es en todos los
casos la satisfacción que solo puede alcanzarse cancelando el estado de estimulación
en la fuente de la pulsion.
Las pulsiones de meta inhibida en el caso
de procesos a los que se permiten avanzar un trecho en el sentido de la
satisfacción pulsional, pero después experimentan una inhibición o una
desviación. Va asociada a una satisfacción parcial.
El objeto de la pulsion es aquello en o por
lo cual puede alcanzar su meta. No esta enlazado originariamente con ella, sino
que se le coordina solo a consecuencia de su aptitud para posibilitar la
satisfacción. No necesariamente es un objeto ajeno, también puede ser una parte
del cuerpo propio.
Adler, en el caso del entrelazamiento de
pulsiones. Un lazo particularmente íntimo de la pulsion con el objeto se acusa
como fijación de aquella.
Por fuente, de la pulsion se entiende aquel
proceso somático, interior a un órgano o a una parte del cuerpo, cuyo estimulo
es representado en la vida anímica por la pulsion.
Todas las pulsiones son cualitativamente de
la misma índole, y deben su efecto solo a las magnitudes de excitación que
conducen. Lo que distingue entre si a las operaciones psíquicas que proceden de
las diferentes pulsiones puede reconducirse a la diversidad de las fuentes
pulsionales.
Dos grupos de tales pulsiones primordiales;
las pulsiones yoicas o de autoconservación y las pulsiones sexuales.
Las pulsiones sexuales; son numerosas,
brotan de múltiples fuentes orgánicas, al comienzo actúan con independencia
unas de otras y solo después se reúnen en una síntesis mas o menos acabada. La
meta a que aspira cada una de ellas es el logro del placer de órgano. Solo tras
haber alcanzado una síntesis cumplida entran al servicio de la función de
reproducción, en cuyo carácter se las conoce comúnmente como pulsiones
sexuales. En su primera aparición se apuntalan en las pulsiones de
conservación, de las que solo poco a poco se deshacen; también en el hallazgo
de objeto siguen los caminos que les indican las pulsiones yoicas. Una parte de
ellas continúan asociadas toda la vida a estas últimas, a las cuales proveen de
componentes libidinosos que pasan fácilmente inadvertidos durante la función
normal y sola salen a la luz cuando sobreviene la enfermedad.
Como destinos de pulsion:
-
El trastorno hacia lo
contrario; se resuelve, ante una consideración mas atenta, en dos procesos
diversos; la vuelta de una pulsion de la actividad a la pasividad, y el
trastorno en cuanto al contenido. (sadismo-masoquismo). El trastorno solo atañe
a las metas de la pulsion, la meta activa es reemplazada por la pasiva.
-
La vuelta hacia la persona
propia; se nos hace mas comprensible si
pensamos que el masoquismo es sin duda un sadismo vuelto hacia el yo propio. Y
la exhibición lleva incluido el mirarse el cuerpo propio. Lo esencial es el
cambio de objeto, mantienen la meta inalterada.
-
La represión
-
La sublimación
Los destinos de pulsion pueden ser
presentados también como variedades de la defensa contra las pulsiones.
En
cuanto al par de opuestos sadismo- masoquismo, el proceso:
a)
el sadismo consiste en una acción
violenta, en una afirmación de poder dirigida a otra persona como objeto.
b)
Este objeto es resignado y
sustituido por la persona propia. Con la vuelta hacia la persona propia se ha
consumado también la mudanza de la meta pulsional activa en una pasiva.
c)
Se busca de nuevo como objeto
una persona ajena, que a consecuencia de la mudanza sobrevenida en la meta,
tiene que tomar sobre si el papel de sujeto. (masoquismo) la satisfacción se
obtiene, también en el, por el camino del sadismo originario, en cuanto el yo
pasivo se traslada en la fantasía a su puesto anterior.
Una vez que el sentir dolor se ha
convertido en una meta masoquista, puede surgir retrogresivamente la meta sádica
de infligir dolores, produciéndolos en otro.
La compasión no puede describirse como un
resultado de la mudanza pulsional, desde el sadismo, sino que exige la
concepción de una formación reactiva contra la pulsion.
Junto a una moción pulsional, su opuesto
(pasivo) = ambivalencia.
La cuantía de la ambivalencia comprobable varía
en alto grado entre los individuos, grupos humanos o razas. Una extensa
ambivalencia pulsional en un ser vivo actual puede concebirse como una herencia
arcaica.
Narcisismo: fase temprana de desarrollo del
yo, durante la cual sus pulsiones sexuales se satisfacen de manera autoerótica.
La etapa previa de la pulsion de ver, en
que el placer de ver tiene por objeto al cuerpo propio, pertenece al
narcisismo, es una formación narcisista.
La pulsion pasiva de ver retiene el objeto
narcisista.
Los destinos de pulsion dependen de la
organización narcisista del yo.
Sadismo – masoquismo y placer de ver-
placer de mostrar, las pulsiones sexuales que se presentan como ambivalentes.
Actúan de modo autoerótico.
La mudanza de una pulsion en su contrario
(material) solo es la transposición de amor en odio. Puesto que con particular
frecuencia ambos se presentan dirigidos simultáneamente al mismo objeto.
El vínculo mas intimo une estos dos
sentimientos opuestos con la vida sexual.
Múltiples contrarios del amar, la vida anímica
en general esta gobernada por tres polaridades.
-
sujeto (yo) – objeto (mundo
exterior)
-
placer- displacer
-
activo – pasivo.
La oposición entre yo y no- yo (afuera) o
sea, sujeto objeto, se impone tempranamente al individuo, por la experiencia de
que puede acallar los estímulos exteriores mediante su acción muscular.
La polaridad placer – displacer adhiere a
una serie de la sensación cuya inigualable importancia para la decisión de
nuestras acciones (voluntad).
La oposición activo – pasivo, el yo se
comporta pasivamente hacia el mundo exterior en la medida en que recibe estímulos
de el, y activamente cuando reacciona frente a estos. Sus pulsiones lo compelen
sobremanera a una actividad hacia el mundo exterior. El yo – sujeto es pasivo
hacia los estímulos exteriores, y activo por sus pulsiones propias.
Las tres polaridades del alma entran en los
más significativos enlaces recíprocos. Existe una situación psíquica originaria
en que dos de ellas coinciden. El yo se encuentra originariamente, al comienzo
mismo de la vida anímica, investido por pulsiones y es en parte capaz de
satisfacer sus pulsiones en si mismo. Llamamos narcisismo a ese estado, y autoerótica
a la posibilidad de satisfacción.
Bajo el imperio del principio de placer se
consuma dentro de el un ulterior desarrollo. Recoge en su interior los objetos
ofrecidos en la medida en que son fuente de placer, los introyecta y por otra
parte, expele de si lo que en su propia interioridad es ocasión de displacer.
A partir del yo- realidad inicial, que ha
distinguido el adentro y el afuera según una buena marca objetiva, se muda en
un yo – placer purificado que pone el carácter del placer por encima de
cualquier otro.
- yo- sujeto (coincide) con placer.
- mundo exterior (coincide) con displacer
Con el ingreso del objeto en la etapa del
narcisismo primario se despliega también la segunda antitesis del amar; el
odiar.
El par de opuestos amor- indiferencia
refleja la polaridad yo – mundo exterior, la segunda de oposición, amor – odio,
reproduce la polaridad placer – displacer, enlazada con la primera.
Cuando el objeto es fuente de sensaciones
placenteras, se establece una tendencia motriz que quiere acércaselo al yo,
incorporarlo a el; entonces hablamos también de la atracción que ejerce el
objeto dispensador de placer y decimos que amamos al objeto.
Cuando el objeto es fuente de sensaciones
de displacer, una tendencia se afana en aumentar la distancia entre el y el yo.
Sentimos repulsión del objeto, y lo
odiamos; este odio puede después acrecentarse convirtiéndose en la inclinación
a agredir al objeto.
La palabra amar se instala entonces, en la
esfera del puro vinculo de placer del yo con el objeto y se fija en definitiva en
los objetos sexuales.
La palabra amar se implica al vinculo del
yo con su objeto sexual.
La relación de displacer parece la única
decisiva. El yo odia, con fines destructivos a todos los objetos que se
constituyen para el en fuente de sensaciones displacenteras.
La relación con odio no provienen de la
vida sexual, sino de la lucha del yo por conservarse y afirmarse.
Amor y odio, no mantienen entre si una relación
simple, tienen orígenes diversos. Bajo la influencia de la relación placer –
displacer.
El amor proviene de la capacidad del yo
para satisfacer de manera autoerótica, por la ganancia de un placer de órgano,
una parte de sus mociones pulsionales. Es originariamente narcisista, después
pasa a los objetos que se incorporaron al yo ampliado, y expresa el intento
motor del yo por alcanzar esos objetos en cuanto fuentes de placer.
Etapas previas del amar se presentan como
metas sexuales provisionales en el curso del complicado desarrollo de las
pulsiones sexuales.
El incorporar o devorar, una modalidad del
amor compatible con la supresión de la existencia del objeto como algo
separado, y que por tanto puede denominarse ambivalente. En la etapa de la
organización pregenital salido – anal, el intento de alcanzar el objeto se
presenta bajo la forma del esfuerzo de apoderamiento, al que le es indiferente
el daño o la aniquilación del objeto.
El odio, brota de la repulsa primordial que
el yo narcisista opone en el comienzo al mundo exterior prodigiador de estímulos.
Como exteriorización de la reacción displacentera provocada por objetos,
mantiene siempre un estrecho vinculo con las pulsiones de la conservación del
yo.
Cuando las pulsiones yoicas gobiernan a la función
sexual, como sucede en la etapa de la organización sádico – anal, prestan también
a la meta pulsional los caracteres del odio.
La historia de la génesis y de los vínculos
del amor a menudo se muestre ambivalente, acompañado por mociones de odio hacia
el mismo objeto.
Cuando el vínculo de amor con un objeto
determinado se interrumpe, no es raro que lo remplace el odio, por lo cual
recibimos la impresión de que el amor se muda en odio.
En tales casos el odio, que tiene
motivación real, es reforzado por la regresión del amar a la etapa sádica
previa, de suerte que el odiar cobra un carácter erótico y se garantiza la
continuidad de un vínculo de amor.
La tercera oposición en que se encuentra el
amar, la mudanza del amar en un ser – amado, responde a la injerencia de la
polaridad entre actividad y pasividad y cae bajo idéntica apreciación que los
casos de la pulsión de ver y del sadismo.
Los destinos de pulsión consisten en que
las mociones pulsionales son sometidas a las influencias de las tres grandes
polaridades que gobiernan la vida anímica. De estas tres polaridades, la que
media entre actividad y pasividad puede definirse como la biología; la que
media entre yo y mundo exterior, como la real, y por ultimo, la de placer –
displacer como la económica.
No hay comentarios:
Publicar un comentario