El psicoanalisis nos ha enseñado que la esencia del proceso de la represion
no consiste en cancelar, en aniquilar una representación representante de la
pulsion, sino en impedirle que devenga conciente.
Justificación
del concepto de lo inconsciente.
" . . .el supuesto de lo inconsciente es necesario y legítimo.
Considera que es necesario porque aporta una ganancia de sentido y
coherencia, los datos de la cc son en alto grado lagunosos. Dedicará una especial atención al olvido,
como una de las formaciones del inconsciente. La memoria, para Freud es inconsciente. La
conciencia no es testigo de la mayoría de los actos inconscientes: sueños,
fallidos, síntomas, etc. Freud es el primero en otorgarle a estas formaciones
el pleno derecho de un acto psíquico y a tratarlas como tal. Si nos atenemos
solamente a los actos de conciencia todas las manifestaciones anteriores
quedarían inconexas e incomprensibles.
Lo inconsciente implica ir más allá de la experiencia inmediata. Con el uso
de este supuesto, afirmará, construye, simultáneamente un procedimiento (asociaciones libres,
interpretaciones, etc.) y logra influir con éxito sobre el decurso de los
procesos conscientes. Con ambos recorre el camino del trabajo terapéutico
centrado en el síntoma (sintomático) al tratamiento causal.
Esto implica una prueba incontrastable de lo supuesto: lo inconsciente, su
necesariedad, eficacia y su legitimidad.
Freud pone de manifiesto que lo psíquico, hasta ese momento se ha
considerado como sinónimo de consciente y que lo latente ha sido atribuido a lo
orgánico. Lo latente se refiere a un estado de inconsciencia, que puede ser
momentánea, como en el caso de lo que corresponderá en sus posteriores
desarrollos a lo Preconsciente o formar parte de lo Inconsciente propiamente
dicho y ver imposibilitado su acceso a la conciencia por la Represión.
Fundamentará que además de necesario es legítimo. Esa legitimidad se la
aporta al supuesto de lo inconsciente, al hecho de que para " . . .
establecerlo no nos apartamos un solo paso de nuestro modo habitual de pensamiento
que se tiene por correcto". Una problemática que es abordada
cuidadosamente es la que se refiere a que lo que nos exige el Psicoanálisis es
un esfuerzo de poder volvernos hacia nuestra propia conciencia, para lo cual no
existe ninguna inclinación constitucional. Dicho de otro modo Freud nos explica
que es más fácil reconocer estos fenómenos inconscientes en otros que en
nosotros mismos. Esta renuencia tiene
que ver con que lo inconsciente reprimido ha sufrido un rechazo y desalojo por
parte de la conciencia. Recordemos el asco, la moral y la vergüenza, como fuerzas represoras.
La angustia como motor de la represión.
Los procesos
anímicos son en sí inconscientes y compara su percepción por la conciencia con
la percepción del mundo exterior por los órganos sensoriales.
Freud nos recuerda a Kant: "Así como Kant nos alertó para que
no juzgásemos a la percepción como idéntica a lo percibido incognoscible,
descuidando el condicionamiento subjetivo de ella, así el Psicoanálisis nos
advierte que no hemos de sustituir el proceso psíquico inconsciente, que es el
objeto de la conciencia, con la percepción que esta hace de él. Como lo físico,
lo psíquico tampoco es necesariamente en la realidad según se nos aparece. No
obstante, nos dispondremos satisfechos que la enmienda de la percepción
interior no ofrece dificultades tan grandes como la de la percepción exterior,
y que el objeto interior es menos incognoscible que el mundo exterior".
Un acto psíquico
en general atraviesa por dos fases de estado, entre las cuales opera de
selector una suerte de examen (censura). En la primera fase él es inconsciente
y pertenece al sistema Icc; si a raíz del examen es rechazado por la censura se
le deniega el paso a la segunda fase; entonces se llama "reprimido" y
tiene que permanecer inconsciente. Pero si sale airoso de este examen entra en
la segunda fase y pasa a pertenecer al segundo sistema, que llamaremos el
sistema Cc". Freud aclarará que la censura rigurosa se encuentra entre el
inconsciente y lo preconsciente (represión). Esto implica lo dinámico, el
conflicto entre Sistemas, al mismo tiempo que el origen del pensamiento, de
cualquier acto psíquico, es Inconsciente.
A la concepción dinámica (conflicto) agrega la tópica (lugar, sistema).
Bleuler le llamó a esto: Psicología de lo profundo. Lo profundo ha sido fuente
de malentendidos que trataremos en relación con la espacialización y
temporalización que representan "los aparatos psíquicos".
Ustedes pueden ir apreciando que al no tomar lo obvio o
"evidente" por verdadero, sino que el saber se produce por un trabajo
de asociaciones, "el saber no sabido", que produce quién realmente
sabe: el paciente. "Sabe, pero no sabe que sabe" dirá Freud. Por este
motivo consideramos al Psicoanálisis una Disciplina Crítica de la Cultura. Esto es
irritativo, molesto y estas reacciones, como mencionábamos anteriormente se
expresan de las más variadas formas. Todas ellas formaciones sintomáticas.
Freud se niega a aceptar la posibilidad de localizaciones cerebrales de
ninguna índole para estos fenómenos, que insiste, consisten en lo
específicamente propio de lo psíquico. La tópica nada tiene que ver con la anatomía.
Freud se plantea aquí las dos hipótesis, se formula dos preguntas en relación con
un acto psíquico y las representaciones. ¿Se trata de dos representaciones en
diferentes lugares y una debe transponerse, ser transcripta en otra para que la
conciencia se apropie de ella?. Esta es la hipótesis tópica. ¿Se tratará de una
sola inscripción funcionando según reglas diferentes si s está sometida al
proceso primario o secundario?. Esta es la hipótesis funcional.
En relación con la interpretación, nos alerta sobre el hecho de que el
paciente nos la desautorizará. Para Freud esta comunicación al paciente implica establecer una
nueva inscripción psíquica. " En realidad la cancelación de la represión
no sobreviene hasta que la representación consciente, tras vencer las resistencias, entra en conexión con la huella
mnémica inconsciente. Sólo cuando esta última es hecha consciente se consigue
el éxito".
La oposición
entre cc e icc carece de toda pertinencia respecto de la pulsion; una pulsion
nunca puede pasar a ser objeto de la cc; solo puede serlo la representación que
es su representante. Tampoco en el interior de lo icc puede estar representada.
Los sentimientos
exigen la cualificación de la conciencia. Son siempre conscientes. Hemos
hablado de los destinos de las cargas o investiduras de las huellas mnémicas.
"Toda la diferencia estriba en que las representaciones son investiduras -
en el fondo, de huellas mnémicas- mientras que los afectos y sentimientos
corresponden a procesos de descarga cuyas exteriorizaciones últimas se perciben
como sensaciones" (Íbid. Pág. 174).
"Sabemos también que la sofocación del desarrollo del afecto es la meta genuina de la represión y que su
trabajo queda inconcluso cuando no la alcanza" (Íbid. Pág. 174).
Recordemos cuando mencionábamos a la angustia (afecto) como el motor de la
represión.
Se refiere al
uso lingüístico como fuente de confusiones respecto de este problema. El afecto
inconsciente podría usarse en el sentido de "amago" o
"planteo", o como "mociones de afecto", como formaciones
inconscientes. Pero, insisto, serán afectos cuando devengan conscientes y sean
por lo tanto cualificados.
Por último
citaremos: "Es posible que el desprendimiento de afecto parta directamente
del sistema Icc, en cuyo caso tiene siempre el carácter de la angustia, por la
cual son trocados todos los afectos "reprimidos" (Íbid. Pág. 175).
La represión es explicada por una sustracción de investidura, predominando
aquí el presupuesto funcional sobre el tópico. Digo
funcional porque se trataría de la misma representación pero sin su carga
energética o investidura. Nosotros diríamos que esto es relativo, puesto que
las huellas persisten aún sin investiduras, aunque no se actualicen como
representaciones psíquicas. Las huellas mnémicas son "caminos abiertos de
una vez y para siempre", son imborrables, constituyen en sentido estricto
lo que Freud considera memoria, es decir las huellas inconscientes. Estas
investiduras corresponden llamarlas libido, puesto que corresponden a la
energía pulsional, a los destinos y avatares de las pulsiones sexuales.
Cuando una representación inconsciente (reprimida) tiende a emerger a la
conciencia, se produce angustia. La investidura preconsciente se vuelca sobre
una representación sustitutiva, que reúne la cualidad de poder entramarse con
lo reprimido y al mismo tiempo se sustrae a la represión por el alejamiento de
la misma. Esta representación preconsciente juega el papel de una
contrainvestidura (sustituto por desplazamiento). Nos hemos referido
anteriormente a esto como formación substitutiva, con el ejemplo que
mencionamos. Otro ejemplo, en una fobia del niño a los animales, siente angustia cuando se da alguna
de estas dos condiciones: la primera, cuando la moción de amor al padre (lo
reprimido) experimenta un refuerzo (por conexiones asociativas, una situación,
una experiencia, etc.); la segunda cuando es percibido el animal angustiante.
La representación sustitutiva tiene un doble comportamiento (cumple dos funciones): como transmisión desde el sistema
Icc al interior del sistema Cc, y en el otro, como una fuente autónoma de
angustia. En la medida que la neurosis progresa se acentúa la acción del
segundo proceso. En este caso se constituye una fobia, que se expresa por el miedo
a un objeto, situación, animal, etc. Es una defensa frente a la angustia, que
no tiene representación, aunque se presenta frente a algo, frente a ciertas
situaciones que se enlazan con la representación – moción inconsciente. El
camino se recorre entonces de esta manera: de la formación sustitutiva
(contrainsvestidura) frente a la emergencia de angustia a la formación de
síntoma (relacionado con el miedo, en las fobias por ejemplo). El miedo tiene
objeto y representación. Nos es posible expresar miedo a qué, hay un objeto,
cosa, situación o persona, al que llamamos objeto fobígeno).
Hace una diferencia entre Formación de Síntomas – Síntoma y Neurosis.
Cuando tiene que diferencia al neurótico, no lo hace del normal sino del
artista. En el caso del neurótico se retira de una realidad insatisfactoria al
mundo de la imaginación. El artista sabe reencontrar el terreno sólido de la
realidad. Sus obras, como los sueños, son la satisfacción imaginaria de sus
deseos inconscientes, pero están calculadas para provocar el interés y la
simpatía de los otros. La pregunta sobre la contracción de neurosis, tiene
relación con la formación de síntomas, pero no se superponen. Podría dar un
ejemplo, lo que en una histeria sería un síntoma de conversión (expresión
somática) podemos reencontrarlo, por ejemplo, habitualmente en el ruborizarse
frente a ciertas situaciones. Ambas son formaciones sintomáticas. Ambas son
resultantes de un conflicto. Por ejemplo: si un grupo de amigos se encuentra
contando chistes de tipo sexual y se acerca, sin ser
vista, una compañera algo pudorosa, se ruborizará. Esto expresará, por una
parte, como dicen esas cosas frente a una joven como yo y por otra expresará
que entiende muy bien de lo que se está hablando (aspectos sexuales y/o
hostiles reprimidos).
Recordemos que
Freud siempre buscó los equivalentes de los síntomas neuróticos en síntomas
normales. Por este motivo da tanta importancia a la "Psicopatología de la
vida cotidiana" (Sobre el olvido, los deslices en el habla, el trastocar
las cosas confundido, la superstición y el error). (Volumen 6. Amorrortu.
1901). Podríamos, efectuando un deslizamiento, que la Psicopatología freudiana
es una Psicopatología de la vida cotidiana.
Además,
continuando con la línea de las formaciones sustitutivas, angustia y síntoma,
las relaciones entre ellas varía en las histerias de conversión (la mejor
defensa frente a la angustia), la neurosis obsesiva y las fobias. Esta últimas
son las formaciones psicopatológicas más inestables y en las que mayor
expresión logra la angustia.
La angustia, al
no tener representación y que cualquiera de nosotros siente, es vivida como un
displacer subjetivo referido a "algo" terrible que puede ocurrir. No
se puede nombrar o precisar ese algo. Sí podemos relacionarla frente a qué se
presenta o que tipo heterogéneo de situaciones, pensamientos, etc. se
desencadena. La angustia señal (al señalar lo reprimido) es motivo de
producción de asociaciones.
Pero el proceso de represión no terminó, con la formación sustitutiva,
tiene, como dice Freud: "un cometido ulterior" (Íbid. Pág. 180). :
inhibir el desarrollo de angustia que parte de la representación sustitutiva
(sustituto por desplazamiento). Esto se lleva a cabo invistiendo todo el
entorno de la representación sustitutiva, exhibe una elevada sensibilidad a la
excitación. Ahora cualquier aproximación a este entorno será vivido como señal
a fin de inhibir el desarrollo de angustia mediante una renovada huida de la investidura.
" . . un pequeño desprendimiento de displacer actúa como "señal"
para impedir un desprendimiento mucho mayor" (Íbid. Pág. 180. Llamada a
pié de página <8>. De esto ya trató en el Proyecto y lo retomará con mayor precisión en
Inhibición, Síntoma y Angustia (1925 – 1926), que articulará en forma más
precisa. En realidad no hay una primera y segunda teorías de la angustia como suele mencionarse.
Hay nuevas formulaciones y articulaciones. En el último trabajo
mencionado, fundamentalmente con la castración y las dos modalidades de
angustia: como señal (la angustia señala algo) y como angustia automática
(compulsión de repetición, lo traumático).
Podemos comprender que la neurosis no es estática, puesto que del miedo al caballo puede
sumarse miedo a salir a la calle o a concurrir a determinados sitios. Esto
tiene relación con el hecho de que él yo vive el peligro de desarrollo de
angustia no como si fuera interior sino exterior, como si no fuera una moción
pulsional, sino desde una percepción. Así se construyen las evitaciones
fóbicas. Ya mencionamos los diferentes resultados como defensa frente a la
angustia en las diversas psiconeurosis o neurosis de transferencia (fóbicas,
histéricas y obsesivas).
Aquí hará
referencia a las mociones pulsionales y sus modos de representaciones posibles.
Veremos con mayor profundidad la cuestión pulsiones – representación con
Pulsiones y destinos de pulsión. La noción depulsión surge muy tempranamente en
Freud, como veremos en el Proyecto, como diferente de un estímulo.
El deseo. La no-existencia de contradicción. La no-existencia de negación.
El trabajo del inconsciente como desplazamientos y condensaciones. A esto lo
llama proceso psíquico primario (es, además primero, cronológicamente). Habla
de la atemporalidad de los procesos inconscientes, refiriéndose
fundamentalmente a su perdurabilidad. La huella mnémica, como veremos "los
caminos abiertos de una vez y para siempre" se refieren al deseo
inconsciente indestructible. Considera que los procesos Icc no tiene miramiento
por la realidad (objetiva, material). Sustituyen la realidad exterior por la
psíquica. Deben cumplir los requisitos de la regulación placer – displacer.
Esto consistiría en mantener el menor nivel de excitación posible en el
sistema. El placer será fundamentalmente un criterio de tipo energético, el mantenimiento de un cierto nivel de energía en
el sistema. En el manuscrito K se hace referencia a "una fuente
independiente de displacer", encontramos allí una cuestión interesante,
puesto que placer y displacer proceden de fuentes diferentes. No se trata de que
uno se transforme en el otro. Veremos que el Principio de Placer consiste
fundamentalmente en evitar el displacer. De esto nos ocuparemos en el Proyecto
de una Psicología para neurólogos y en los Sueños.
La cuestión del
Placer traerá aparejada paradojas, por ejemplo: un elevado monto de excitación
puede ser placentero (por ejemplo: estado de excitación sexual). Resolverá esta
aparente contradicción proponiendo que lo que es placentero para un sistema es
displacentero para otro. Tal vez sería más adecuado hablar de Principio de
Displacer que de Principio de Displacer. Puesto que de lo que se trata es de
evitar el displacer. Tratándose de una cuestión energética dejamos de lado las
críticas de "hedonismo" que se le ha hecho al Psicoanálisis, en el
sentido de una búsqueda de placer.
Se refiere a que
el Icc no permanece en reposo, ni tampoco todo se reduce a la represión. Es
decir, lo inconsciente es más basto que lo reprimido. Posteriormente dará gran
importancia a lo que desde siempre fue inconsciente (inconsciente primordial).
El Icc es considerado un Sistema que se continúa en sus retoños, que son
accesibles a las contingencias de la vida e influyen de continuo sobre el Prcc
y a su vez está sometido a la influencia de parte de este. Es permanentemente
influido por las vicisitudes de la vida.
No es posible
establecer una separación límpida, nítida de los dos sistemas psíquicos. En
este punto, resalto nuevamente la importancia de los "Aparatos" que
construye Freud como posibilidad de posibilitar una representación (de lo no
representable) de estos procesos.
Freud introduce en este punto las formaciones de la fantasía, como
mestizas, constituidas por elementos de los dos sistemas. Considera que
constituyen la etapa previa a la formación de síntoma o sueños. Tanto en los
normales como en los neuróticos. A pesar de tener una alta organización, permanecen reprimidas y no pueden
devenir conscientes. Además de esta modalidad de retoño de lo inconsciente (la
fantasía), otros tantos retoños son también de alta organización, son las
formaciones sustitutivas, que a pesar de tener también una alta organización,
si logran establecer una relación favorable con una contrainvestidura Prcc,
logran irrumpir en la conciencia. En este sentido, en "La sinopsis de las
neurosis de transferencia – ensayo de metapsicología" (Íbid. Pág. 70)
establece, como lo hemos mencionado anteriormente, algunas relaciones y
diferencias entre síntomas y formaciones sustitutivas. En el punto c) dice que
ambas corresponden al retorno de lo reprimido, al fracaso de la represión.
Considera de deben tomarse por separado y más tarde confluirán. "Esta
confluencia se da, en su forma más completa, en la histeria de conversión,
donde la substitución es igual al síntoma; no hay nada más que separar".
(Íbid. Pág. 71). Considera que en la histeria de angustia (fobia), la formación
substitutiva posibilita a lo reprimido el primer retorno. En el caso de las
neurosis obsesivas la formación substitutivas y la formación de síntoma se
separan nítidamente. La primera formación substitutiva (de lo reprimente) es
suministrada mediante la contrainvestidura, no es un síntoma. "En cambio
los posteriores síntomas de la neurosis obsesiva suelen ser de manera
preponderante un retorno de lo reprimido, a la vez que la participación en
ellos de lo reprimente es menor. La formación de síntomas, de la cual parte
nuestro estudio, coincide siempre con el retorno de lo reprimido y acontece con
ayuda de la regresión y de las fijaciones predisponentes. Una ley general dice que la regresión retrocede
hasta la fijación y que desde allí se impone en retorno de lo reprimido"
(Íbid. Págs. 71 – 72). En este trabajo se refiere a la regresión, que
considerará como: tópica, formal y temporal. La considera el factor y el destino
pulsional más interesante. Considera que en la histeria de angustia no entra en
consideración, porque regresa claramente a la histeria de una angustia
infantil. En las otras dos es muy diferente: en la histeria de conversión hay
una fuerte regresión del yo, de un retorno a la fase en la que no hay división
entre preconsciente e inconsciente, es decir, no hay lenguaje no hay censura. Sirve, no obstante la regresión
para la formación de síntomas y para el retorno de lo reprimido. En la neurosis
obsesiva la moción pulsional se expresa en modo distinto. La regresión es una
regresión de libido, no sirve al retorno (de lo reprimido) sino a la represión.
Primero como defensa se lleva a cabo una organización regresiva, que no es una
inhibición del desarrollo, sólo entonces la organización regresiva y libidinal
sufren una típica represión, que, no obstante, permanece sin éxito.
Freud desarrolla
el concepto de fijación en su trabajo sobre La Represión. La fijación consiste
en la imposibilidad de acceso a la conciencia de un representante de la
representación, es decir, de un representante que es el modo de inscripción
psíquica de la pulsión. Le llama también agencia representante o representativa
de la pulsión. Esto reprimido primario queda excluido de la conciencia y no
tiene posibilidades de retorno. En esta represión primaria solamente actúa una
fuerza, la contrainsvestidura que desaloja a la representación de la conciencia.
Esto permanecerá para siempre inconsciente. Los "retoños", lo que
retorna, son como los brotes de eso reprimido primordialmente. Estos retoños
que se expresan en retorno de lo reprimido podrán tener éxito si logran una
cierta desfiguración y logran burlar a la censura. La represión es altamente
individual y móvil, de manera que un mínimo cambio en las representaciones
puede lograr que algunas de estas accedan a la conciencia. La represión
secundaria o posrepresión o represión propiamente dicha será la resultante, a
diferencia de la primaria, de dos fuerzas: una de la Cc que desaloja y una Icc
que atrae hacía sí-
Retomando nuestro desarrollo del comienzo del capítulo, Freud advierte
sobre la complejidad de este proceso de devenir consciente, puesto que no se
trata de vínculos simples. Considera importante el poder emanciparnos de la
significatividad del síntoma (los sentidos del síntoma), puesto que esta es
una "condición de consciente" (Lo inconsciente. Pág.189).
Acerca de un
tema de particular interés, la percepción, considera que todos los caminos que
van desde la percepción hasta el Icc permanecen expeditos, y sólo los que
regresan de él son sometidos a bloqueo de represión. Recordemos que la
percepción no "refleja" el objeto ni la realidad.
Finalizando este
capítulo hace una consideración de interés: "Una división tajante y
definitiva del contenido de los dos sistemas no se establece, por regla
general, hasta la pubertad" (Íbid. Pág. 192).
En este año, 1915, Freud plantea una nosografía en la que separa las
neurosis actuales de las Psiconeurosis. Las neurosis actuales no se relacionan
con conflictos de la historia o infantiles. Sus
manifestaciones no tienen valor simbólico ni están sobredeterminados. Son el
resultado de una falta de satisfacción sexual, que relaciona fundamentalmente
con el coito interrupto (como modo de evitar los embarazos). Recordemos, en
textos tempranos, la importancia que Freud otorgó al coitus interruptus. Las
neurosis actuales incluirán a las traumáticas, de angustia y la hipocondría.
Constituyen un antecedente importante de lo que hoy se conoce como
"psicosomáticas" (por ejemplo: asma, ulceras, afecciones alérgicas,
etc.). Dentro de las Psiconeurosis considerará a las de transferencia y a las
narcisistas. Posteriormente diferenciará las neurosis narcisistas de las
psicosis, en los trabajos del año 1924.
En este capítulo VII parte del problema de la esquizofrenia, tratando de establecer
diferencias con las neurosis de transferencia (histeria de angustia, de
conversión y neurosis obsesiva). Afirma que hay una incapacidad de estos
pacientes para la transferencia. , esto se debería a una sobreinvestidura del
yo, con una resignación de las investiduras de objeto. Este es un punto, en la
actualidad, sumamente polémico. Veremos, posteriormente, que no hay una sola
manera de definir o conceptualizar que se entiende por transferencia. Las
distintas concepciones sobre la misma han llevado a problemas y rupturas entre
autores, escuelas, etc. Tal vez la conceptualización más precisa la encontremos
en Recordar, repetir y reelaborar (Volumen 12. 1914), como "puesta en acto
de lo inconsciente". Este texto implica un punto de inflexión importante,
puesto que considera el límite de la posibilidad de recordar. Allí surge la
idea de que lo que no se recuerda se actúa, en la relación transferencial con
el analista. El Psicoanálisis deja de ser el análisis, solamente de los
"recuerdos" con el trabajo de interpretación y se abre el camino a
las "construcciones".
Retomando las
diferencias que Freud sostiene, en las neurosis se mantiene una fuerte
investidura de objeto inconsciente. En la esquizofrenia, tras el proceso de
represión de la libido quitada, no busca un nuevo objeto, sino que se recoge en
él yo; "por tanto, aquí se resignan las investiduras de objeto y se
reproduce un estado de narcisismo primitivo, carente de objeto". En la
esquizofrenia se exterioriza mucho de lo Icc que en las neurosis de
transferencias solo podemos pesquisar por el Psicoanálisis.
El énfasis de Freud para explicar estos problemas está puesto en el lenguaje. Estudia las alteraciones del
lenguaje en la esquizofrenia, le llama lenguaje de órgano. " Una de las
enfermas de Tausk, una muchacha que fue llevada a la Clínica después de una
querella con su amado, se queja: Los ojos no están derechos,
están torcidos (verdrehen). Ella misma lo aclara, exponiendo en un lenguaje
ordenado una serie de reproches contra el amado. "Ella no puede entender
que a él se lo vea distinto cada vez; es un hipócrita, un torcedor de ojos
(Augenverdreher, simulador), él le ha torcido los ojos, ahora ella tiene los
ojos torcidos, esos ya no son más sus ojos, ella ve el mundo ahora con otros
ojos" (Íbid. Págs. 194 – 195).
Freud explica
esto diciendo que hay un predominio de la referencia a la palabra sobre la
referencia a la cosa. "El sustituto fue prescrito por la semejanza de la
expresión lingüística, no por el parecido de la cosa designada. Toda vez que
ambas –palabra y cosa – no coinciden, la formación sustitutiva de la
esquizofrenia diverge de la que se presenta en el caso de las neurosis de
transferencia" (Íbid. Pág.197). Otro ejemplo, una persona soñaba
frecuentemente con "paracaídas" y esta en la época de su menopausia.
Ciertas partes, los senos, los glúteos, con las transformaciones hormonales
comenzaban a "caer". Ella desearía algo "para" – "caídas"
que los eleven, que no les permita caer.
Freud establece
la diferencia entre representaciones conscientes e inconscientes. Dice que en
la conciencia existen representaciones palabras más la correspondiente
representación cosa. En lo inconsciente existe representación cosa sola. La cuestión
referente a la representación palabra, representación cosa o representación
objeto es tratada por Freud en diferentes lugares de su obra. Podemos decir que
en Freud la palabra es siempre secundaria, se sitúa en el nivel de lo
secundario. Esto considerado desde un punto de vista cronológico (desde la
perspectiva del desarrollo del psiquismo) y tópico (preconsciente).
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