FREUD Lo inconsciente (1915).



El psicoanalisis nos ha enseñado que la esencia del proceso de la represion no consiste en cancelar, en aniquilar una representación representante de la pulsion, sino en impedirle que devenga conciente.
Justificación del concepto de lo inconsciente.
" . . .el supuesto de lo inconsciente es necesario y legítimo.
Considera que es necesario porque aporta una ganancia de sentido y coherencia, los datos de la cc son en alto grado lagunosos.  Dedicará una especial atención al olvido, como una de las formaciones del inconsciente. La memoria, para Freud es inconsciente. La conciencia no es testigo de la mayoría de los actos inconscientes: sueños, fallidos, síntomas, etc. Freud es el primero en otorgarle a estas formaciones el pleno derecho de un acto psíquico y a tratarlas como tal. Si nos atenemos solamente a los actos de conciencia todas las manifestaciones anteriores quedarían inconexas e incomprensibles.
Lo inconsciente implica ir más allá de la experiencia inmediata. Con el uso de este supuesto, afirmará, construye, simultáneamente un procedimiento (asociaciones libres, interpretaciones, etc.) y logra influir con éxito sobre el decurso de los procesos conscientes. Con ambos recorre el camino del trabajo terapéutico centrado en el síntoma (sintomático) al tratamiento causal.
Esto implica una prueba incontrastable de lo supuesto: lo inconsciente, su necesariedad, eficacia y su legitimidad.
Freud pone de manifiesto que lo psíquico, hasta ese momento se ha considerado como sinónimo de consciente y que lo latente ha sido atribuido a lo orgánico. Lo latente se refiere a un estado de inconsciencia, que puede ser momentánea, como en el caso de lo que corresponderá en sus posteriores desarrollos a lo Preconsciente o formar parte de lo Inconsciente propiamente dicho y ver imposibilitado su acceso a la conciencia por la Represión.
Fundamentará que además de necesario es legítimo. Esa legitimidad se la aporta al supuesto de lo inconsciente, al hecho de que para " . . . establecerlo no nos apartamos un solo paso de nuestro modo habitual de pensamiento que se tiene por correcto". Una problemática que es abordada cuidadosamente es la que se refiere a que lo que nos exige el Psicoanálisis es un esfuerzo de poder volvernos hacia nuestra propia conciencia, para lo cual no existe ninguna inclinación constitucional. Dicho de otro modo Freud nos explica que es más fácil reconocer estos fenómenos inconscientes en otros que en nosotros mismos.  Esta renuencia tiene que ver con que lo inconsciente reprimido ha sufrido un rechazo y desalojo por parte de la conciencia. Recordemos el asco, la moral y la vergüenza, como fuerzas represoras. La angustia como motor de la represión.
Los procesos anímicos son en sí inconscientes y compara su percepción por la conciencia con la percepción del mundo exterior por los órganos sensoriales.
Freud nos recuerda a Kant: "Así como Kant nos alertó para que no juzgásemos a la percepción como idéntica a lo percibido incognoscible, descuidando el condicionamiento subjetivo de ella, así el Psicoanálisis nos advierte que no hemos de sustituir el proceso psíquico inconsciente, que es el objeto de la conciencia, con la percepción que esta hace de él. Como lo físico, lo psíquico tampoco es necesariamente en la realidad según se nos aparece. No obstante, nos dispondremos satisfechos que la enmienda de la percepción interior no ofrece dificultades tan grandes como la de la percepción exterior, y que el objeto interior es menos incognoscible que el mundo exterior".
Un acto psíquico en general atraviesa por dos fases de estado, entre las cuales opera de selector una suerte de examen (censura). En la primera fase él es inconsciente y pertenece al sistema Icc; si a raíz del examen es rechazado por la censura se le deniega el paso a la segunda fase; entonces se llama "reprimido" y tiene que permanecer inconsciente. Pero si sale airoso de este examen entra en la segunda fase y pasa a pertenecer al segundo sistema, que llamaremos el sistema Cc". Freud aclarará que la censura rigurosa se encuentra entre el inconsciente y lo preconsciente (represión). Esto implica lo dinámico, el conflicto entre Sistemas, al mismo tiempo que el origen del pensamiento, de cualquier acto psíquico, es Inconsciente.
A la concepción dinámica (conflicto) agrega la tópica (lugar, sistema). Bleuler le llamó a esto: Psicología de lo profundo. Lo profundo ha sido fuente de malentendidos que trataremos en relación con la espacialización y temporalización que representan "los aparatos psíquicos".
Ustedes pueden ir apreciando que al no tomar lo obvio o "evidente" por verdadero, sino que el saber se produce por un trabajo de asociaciones, "el saber no sabido", que produce quién realmente sabe: el paciente. "Sabe, pero no sabe que sabe" dirá Freud. Por este motivo consideramos al Psicoanálisis una Disciplina Crítica de la Cultura. Esto es irritativo, molesto y estas reacciones, como mencionábamos anteriormente se expresan de las más variadas formas. Todas ellas formaciones sintomáticas.
Freud se niega a aceptar la posibilidad de localizaciones cerebrales de ninguna índole para estos fenómenos, que insiste, consisten en lo específicamente propio de lo psíquico. La tópica nada tiene que ver con la anatomía. Freud se plantea aquí las dos hipótesis, se formula dos preguntas en relación con un acto psíquico y las representaciones. ¿Se trata de dos representaciones en diferentes lugares y una debe transponerse, ser transcripta en otra para que la conciencia se apropie de ella?. Esta es la hipótesis tópica. ¿Se tratará de una sola inscripción funcionando según reglas diferentes si s está sometida al proceso primario o secundario?. Esta es la hipótesis funcional.
En relación con la interpretación, nos alerta sobre el hecho de que el paciente nos la desautorizará. Para Freud esta comunicación al paciente implica establecer una nueva inscripción psíquica. " En realidad la cancelación de la represión no sobreviene hasta que la representación consciente, tras vencer las resistencias, entra en conexión con la huella mnémica inconsciente. Sólo cuando esta última es hecha consciente se consigue el éxito".



La oposición entre cc e icc carece de toda pertinencia respecto de la pulsion; una pulsion nunca puede pasar a ser objeto de la cc; solo puede serlo la representación que es su representante. Tampoco en el interior de lo icc puede estar representada.
Los sentimientos exigen la cualificación de la conciencia. Son siempre conscientes. Hemos hablado de los destinos de las cargas o investiduras de las huellas mnémicas. "Toda la diferencia estriba en que las representaciones son investiduras - en el fondo, de huellas mnémicas- mientras que los afectos y sentimientos corresponden a procesos de descarga cuyas exteriorizaciones últimas se perciben como sensaciones" (Íbid. Pág. 174).
"Sabemos también que la sofocación del desarrollo del afecto es la meta genuina de la represión y que su trabajo queda inconcluso cuando no la alcanza" (Íbid. Pág. 174). Recordemos cuando mencionábamos a la angustia (afecto) como el motor de la represión.
Se refiere al uso lingüístico como fuente de confusiones respecto de este problema. El afecto inconsciente podría usarse en el sentido de "amago" o "planteo", o como "mociones de afecto", como formaciones inconscientes. Pero, insisto, serán afectos cuando devengan conscientes y sean por lo tanto cualificados.
Por último citaremos: "Es posible que el desprendimiento de afecto parta directamente del sistema Icc, en cuyo caso tiene siempre el carácter de la angustia, por la cual son trocados todos los afectos "reprimidos" (Íbid. Pág. 175).
La represión es explicada por una sustracción de investidura, predominando aquí el presupuesto funcional sobre el tópico. Digo funcional porque se trataría de la misma representación pero sin su carga energética o investidura. Nosotros diríamos que esto es relativo, puesto que las huellas persisten aún sin investiduras, aunque no se actualicen como representaciones psíquicas. Las huellas mnémicas son "caminos abiertos de una vez y para siempre", son imborrables, constituyen en sentido estricto lo que Freud considera memoria, es decir las huellas inconscientes. Estas investiduras corresponden llamarlas libido, puesto que corresponden a la energía pulsional, a los destinos y avatares de las pulsiones sexuales.
Cuando una representación inconsciente (reprimida) tiende a emerger a la conciencia, se produce angustia. La investidura preconsciente se vuelca sobre una representación sustitutiva, que reúne la cualidad de poder entramarse con lo reprimido y al mismo tiempo se sustrae a la represión por el alejamiento de la misma. Esta representación preconsciente juega el papel de una contrainvestidura (sustituto por desplazamiento). Nos hemos referido anteriormente a esto como formación substitutiva, con el ejemplo que mencionamos. Otro ejemplo, en una fobia del niño a los animales, siente angustia cuando se da alguna de estas dos condiciones: la primera, cuando la moción de amor al padre (lo reprimido) experimenta un refuerzo (por conexiones asociativas, una situación, una experiencia, etc.); la segunda cuando es percibido el animal angustiante. La representación sustitutiva tiene un doble comportamiento (cumple dos funciones): como transmisión desde el sistema Icc al interior del sistema Cc, y en el otro, como una fuente autónoma de angustia. En la medida que la neurosis progresa se acentúa la acción del segundo proceso. En este caso se constituye una fobia, que se expresa por el miedo a un objeto, situación, animal, etc. Es una defensa frente a la angustia, que no tiene representación, aunque se presenta frente a algo, frente a ciertas situaciones que se enlazan con la representación – moción inconsciente. El camino se recorre entonces de esta manera: de la formación sustitutiva (contrainsvestidura) frente a la emergencia de angustia a la formación de síntoma (relacionado con el miedo, en las fobias por ejemplo). El miedo tiene objeto y representación. Nos es posible expresar miedo a qué, hay un objeto, cosa, situación o persona, al que llamamos objeto fobígeno).
Hace una diferencia entre Formación de Síntomas – Síntoma y Neurosis. Cuando tiene que diferencia al neurótico, no lo hace del normal sino del artista. En el caso del neurótico se retira de una realidad insatisfactoria al mundo de la imaginación. El artista sabe reencontrar el terreno sólido de la realidad. Sus obras, como los sueños, son la satisfacción imaginaria de sus deseos inconscientes, pero están calculadas para provocar el interés y la simpatía de los otros. La pregunta sobre la contracción de neurosis, tiene relación con la formación de síntomas, pero no se superponen. Podría dar un ejemplo, lo que en una histeria sería un síntoma de conversión (expresión somática) podemos reencontrarlo, por ejemplo, habitualmente en el ruborizarse frente a ciertas situaciones. Ambas son formaciones sintomáticas. Ambas son resultantes de un conflicto. Por ejemplo: si un grupo de amigos se encuentra contando chistes de tipo sexual y se acerca, sin ser vista, una compañera algo pudorosa, se ruborizará. Esto expresará, por una parte, como dicen esas cosas frente a una joven como yo y por otra expresará que entiende muy bien de lo que se está hablando (aspectos sexuales y/o hostiles reprimidos).
Recordemos que Freud siempre buscó los equivalentes de los síntomas neuróticos en síntomas normales. Por este motivo da tanta importancia a la "Psicopatología de la vida cotidiana" (Sobre el olvido, los deslices en el habla, el trastocar las cosas confundido, la superstición y el error). (Volumen 6. Amorrortu. 1901). Podríamos, efectuando un deslizamiento, que la Psicopatología freudiana es una Psicopatología de la vida cotidiana.
Además, continuando con la línea de las formaciones sustitutivas, angustia y síntoma, las relaciones entre ellas varía en las histerias de conversión (la mejor defensa frente a la angustia), la neurosis obsesiva y las fobias. Esta últimas son las formaciones psicopatológicas más inestables y en las que mayor expresión logra la angustia.
La angustia, al no tener representación y que cualquiera de nosotros siente, es vivida como un displacer subjetivo referido a "algo" terrible que puede ocurrir. No se puede nombrar o precisar ese algo. Sí podemos relacionarla frente a qué se presenta o que tipo heterogéneo de situaciones, pensamientos, etc. se desencadena. La angustia señal (al señalar lo reprimido) es motivo de producción de asociaciones.
Pero el proceso de represión no terminó, con la formación sustitutiva, tiene, como dice Freud: "un cometido ulterior" (Íbid. Pág. 180). : inhibir el desarrollo de angustia que parte de la representación sustitutiva (sustituto por desplazamiento). Esto se lleva a cabo invistiendo todo el entorno de la representación sustitutiva, exhibe una elevada sensibilidad a la excitación. Ahora cualquier aproximación a este entorno será vivido como señal a fin de inhibir el desarrollo de angustia mediante una renovada huida de la investidura. " . . un pequeño desprendimiento de displacer actúa como "señal" para impedir un desprendimiento mucho mayor" (Íbid. Pág. 180. Llamada a pié de página <8>. De esto ya trató en el Proyecto y lo retomará con mayor precisión en Inhibición, Síntoma y Angustia (1925 – 1926), que articulará en forma más precisa. En realidad no hay una primera y segunda teorías de la angustia como suele mencionarse. Hay nuevas formulaciones y articulaciones. En el último trabajo mencionado, fundamentalmente con la castración y las dos modalidades de angustia: como señal (la angustia señala algo) y como angustia automática (compulsión de repetición, lo traumático).
Podemos comprender que la neurosis no es estática, puesto que del miedo al caballo puede sumarse miedo a salir a la calle o a concurrir a determinados sitios. Esto tiene relación con el hecho de que él yo vive el peligro de desarrollo de angustia no como si fuera interior sino exterior, como si no fuera una moción pulsional, sino desde una percepción. Así se construyen las evitaciones fóbicas. Ya mencionamos los diferentes resultados como defensa frente a la angustia en las diversas psiconeurosis o neurosis de transferencia (fóbicas, histéricas y obsesivas).
Aquí hará referencia a las mociones pulsionales y sus modos de representaciones posibles. Veremos con mayor profundidad la cuestión pulsiones – representación con Pulsiones y destinos de pulsión. La noción depulsión surge muy tempranamente en Freud, como veremos en el Proyecto, como diferente de un estímulo.
El deseo. La no-existencia de contradicción. La no-existencia de negación. El trabajo del inconsciente como desplazamientos y condensaciones. A esto lo llama proceso psíquico primario (es, además primero, cronológicamente). Habla de la atemporalidad de los procesos inconscientes, refiriéndose fundamentalmente a su perdurabilidad. La huella mnémica, como veremos "los caminos abiertos de una vez y para siempre" se refieren al deseo inconsciente indestructible. Considera que los procesos Icc no tiene miramiento por la realidad (objetiva, material). Sustituyen la realidad exterior por la psíquica. Deben cumplir los requisitos de la regulación placer – displacer. Esto consistiría en mantener el menor nivel de excitación posible en el sistema. El placer será fundamentalmente un criterio de tipo energético, el mantenimiento de un cierto nivel de energía en el sistema. En el manuscrito K se hace referencia a "una fuente independiente de displacer", encontramos allí una cuestión interesante, puesto que placer y displacer proceden de fuentes diferentes. No se trata de que uno se transforme en el otro. Veremos que el Principio de Placer consiste fundamentalmente en evitar el displacer. De esto nos ocuparemos en el Proyecto de una Psicología para neurólogos y en los Sueños.
La cuestión del Placer traerá aparejada paradojas, por ejemplo: un elevado monto de excitación puede ser placentero (por ejemplo: estado de excitación sexual). Resolverá esta aparente contradicción proponiendo que lo que es placentero para un sistema es displacentero para otro. Tal vez sería más adecuado hablar de Principio de Displacer que de Principio de Displacer. Puesto que de lo que se trata es de evitar el displacer. Tratándose de una cuestión energética dejamos de lado las críticas de "hedonismo" que se le ha hecho al Psicoanálisis, en el sentido de una búsqueda de placer.
Se refiere a que el Icc no permanece en reposo, ni tampoco todo se reduce a la represión. Es decir, lo inconsciente es más basto que lo reprimido. Posteriormente dará gran importancia a lo que desde siempre fue inconsciente (inconsciente primordial). El Icc es considerado un Sistema que se continúa en sus retoños, que son accesibles a las contingencias de la vida e influyen de continuo sobre el Prcc y a su vez está sometido a la influencia de parte de este. Es permanentemente influido por las vicisitudes de la vida.
No es posible establecer una separación límpida, nítida de los dos sistemas psíquicos. En este punto, resalto nuevamente la importancia de los "Aparatos" que construye Freud como posibilidad de posibilitar una representación (de lo no representable) de estos procesos.
Freud introduce en este punto las formaciones de la fantasía, como mestizas, constituidas por elementos de los dos sistemas. Considera que constituyen la etapa previa a la formación de síntoma o sueños. Tanto en los normales como en los neuróticos. A pesar de tener una alta organización, permanecen reprimidas y no pueden devenir conscientes. Además de esta modalidad de retoño de lo inconsciente (la fantasía), otros tantos retoños son también de alta organización, son las formaciones sustitutivas, que a pesar de tener también una alta organización, si logran establecer una relación favorable con una contrainvestidura Prcc, logran irrumpir en la conciencia. En este sentido, en "La sinopsis de las neurosis de transferencia – ensayo de metapsicología" (Íbid. Pág. 70) establece, como lo hemos mencionado anteriormente, algunas relaciones y diferencias entre síntomas y formaciones sustitutivas. En el punto c) dice que ambas corresponden al retorno de lo reprimido, al fracaso de la represión. Considera de deben tomarse por separado y más tarde confluirán. "Esta confluencia se da, en su forma más completa, en la histeria de conversión, donde la substitución es igual al síntoma; no hay nada más que separar". (Íbid. Pág. 71). Considera que en la histeria de angustia (fobia), la formación substitutiva posibilita a lo reprimido el primer retorno. En el caso de las neurosis obsesivas la formación substitutivas y la formación de síntoma se separan nítidamente. La primera formación substitutiva (de lo reprimente) es suministrada mediante la contrainvestidura, no es un síntoma. "En cambio los posteriores síntomas de la neurosis obsesiva suelen ser de manera preponderante un retorno de lo reprimido, a la vez que la participación en ellos de lo reprimente es menor. La formación de síntomas, de la cual parte nuestro estudio, coincide siempre con el retorno de lo reprimido y acontece con ayuda de la regresión y de las fijaciones predisponentes. Una ley general dice que la regresión retrocede hasta la fijación y que desde allí se impone en retorno de lo reprimido" (Íbid. Págs. 71 – 72). En este trabajo se refiere a la regresión, que considerará como: tópica, formal y temporal. La considera el factor y el destino pulsional más interesante. Considera que en la histeria de angustia no entra en consideración, porque regresa claramente a la histeria de una angustia infantil. En las otras dos es muy diferente: en la histeria de conversión hay una fuerte regresión del yo, de un retorno a la fase en la que no hay división entre preconsciente e inconsciente, es decir, no hay lenguaje no hay censura. Sirve, no obstante la regresión para la formación de síntomas y para el retorno de lo reprimido. En la neurosis obsesiva la moción pulsional se expresa en modo distinto. La regresión es una regresión de libido, no sirve al retorno (de lo reprimido) sino a la represión. Primero como defensa se lleva a cabo una organización regresiva, que no es una inhibición del desarrollo, sólo entonces la organización regresiva y libidinal sufren una típica represión, que, no obstante, permanece sin éxito.
Freud desarrolla el concepto de fijación en su trabajo sobre La Represión. La fijación consiste en la imposibilidad de acceso a la conciencia de un representante de la representación, es decir, de un representante que es el modo de inscripción psíquica de la pulsión. Le llama también agencia representante o representativa de la pulsión. Esto reprimido primario queda excluido de la conciencia y no tiene posibilidades de retorno. En esta represión primaria solamente actúa una fuerza, la contrainsvestidura que desaloja a la representación de la conciencia. Esto permanecerá para siempre inconsciente. Los "retoños", lo que retorna, son como los brotes de eso reprimido primordialmente. Estos retoños que se expresan en retorno de lo reprimido podrán tener éxito si logran una cierta desfiguración y logran burlar a la censura. La represión es altamente individual y móvil, de manera que un mínimo cambio en las representaciones puede lograr que algunas de estas accedan a la conciencia. La represión secundaria o posrepresión o represión propiamente dicha será la resultante, a diferencia de la primaria, de dos fuerzas: una de la Cc que desaloja y una Icc que atrae hacía sí-
Retomando nuestro desarrollo del comienzo del capítulo, Freud advierte sobre la complejidad de este proceso de devenir consciente, puesto que no se trata de vínculos simples. Considera importante el poder emanciparnos de la significatividad del síntoma (los sentidos del síntoma), puesto que esta es una "condición de consciente" (Lo inconsciente. Pág.189).
Acerca de un tema de particular interés, la percepción, considera que todos los caminos que van desde la percepción hasta el Icc permanecen expeditos, y sólo los que regresan de él son sometidos a bloqueo de represión. Recordemos que la percepción no "refleja" el objeto ni la realidad.
Finalizando este capítulo hace una consideración de interés: "Una división tajante y definitiva del contenido de los dos sistemas no se establece, por regla general, hasta la pubertad" (Íbid. Pág. 192).
En este año, 1915, Freud plantea una nosografía en la que separa las neurosis actuales de las Psiconeurosis. Las neurosis actuales no se relacionan con conflictos de la historia o infantiles. Sus manifestaciones no tienen valor simbólico ni están sobredeterminados. Son el resultado de una falta de satisfacción sexual, que relaciona fundamentalmente con el coito interrupto (como modo de evitar los embarazos). Recordemos, en textos tempranos, la importancia que Freud otorgó al coitus interruptus. Las neurosis actuales incluirán a las traumáticas, de angustia y la hipocondría. Constituyen un antecedente importante de lo que hoy se conoce como "psicosomáticas" (por ejemplo: asma, ulceras, afecciones alérgicas, etc.). Dentro de las Psiconeurosis considerará a las de transferencia y a las narcisistas. Posteriormente diferenciará las neurosis narcisistas de las psicosis, en los trabajos del año 1924.
En este capítulo VII parte del problema de la esquizofrenia, tratando de establecer diferencias con las neurosis de transferencia (histeria de angustia, de conversión y neurosis obsesiva). Afirma que hay una incapacidad de estos pacientes para la transferencia. , esto se debería a una sobreinvestidura del yo, con una resignación de las investiduras de objeto. Este es un punto, en la actualidad, sumamente polémico. Veremos, posteriormente, que no hay una sola manera de definir o conceptualizar que se entiende por transferencia. Las distintas concepciones sobre la misma han llevado a problemas y rupturas entre autores, escuelas, etc. Tal vez la conceptualización más precisa la encontremos en Recordar, repetir y reelaborar (Volumen 12. 1914), como "puesta en acto de lo inconsciente". Este texto implica un punto de inflexión importante, puesto que considera el límite de la posibilidad de recordar. Allí surge la idea de que lo que no se recuerda se actúa, en la relación transferencial con el analista. El Psicoanálisis deja de ser el análisis, solamente de los "recuerdos" con el trabajo de interpretación y se abre el camino a las "construcciones".
Retomando las diferencias que Freud sostiene, en las neurosis se mantiene una fuerte investidura de objeto inconsciente. En la esquizofrenia, tras el proceso de represión de la libido quitada, no busca un nuevo objeto, sino que se recoge en él yo; "por tanto, aquí se resignan las investiduras de objeto y se reproduce un estado de narcisismo primitivo, carente de objeto". En la esquizofrenia se exterioriza mucho de lo Icc que en las neurosis de transferencias solo podemos pesquisar por el Psicoanálisis.
El énfasis de Freud para explicar estos problemas está puesto en el lenguaje. Estudia las alteraciones del lenguaje en la esquizofrenia, le llama lenguaje de órgano. " Una de las enfermas de Tausk, una muchacha que fue llevada a la Clínica después de una querella con su amado, se queja: Los ojos no están derechos, están torcidos (verdrehen). Ella misma lo aclara, exponiendo en un lenguaje ordenado una serie de reproches contra el amado. "Ella no puede entender que a él se lo vea distinto cada vez; es un hipócrita, un torcedor de ojos (Augenverdreher, simulador), él le ha torcido los ojos, ahora ella tiene los ojos torcidos, esos ya no son más sus ojos, ella ve el mundo ahora con otros ojos" (Íbid. Págs. 194 – 195).
Freud explica esto diciendo que hay un predominio de la referencia a la palabra sobre la referencia a la cosa. "El sustituto fue prescrito por la semejanza de la expresión lingüística, no por el parecido de la cosa designada. Toda vez que ambas –palabra y cosa – no coinciden, la formación sustitutiva de la esquizofrenia diverge de la que se presenta en el caso de las neurosis de transferencia" (Íbid. Pág.197). Otro ejemplo, una persona soñaba frecuentemente con "paracaídas" y esta en la época de su menopausia. Ciertas partes, los senos, los glúteos, con las transformaciones hormonales comenzaban a "caer". Ella desearía algo "para" – "caídas" que los eleven, que no les permita caer.
Freud establece la diferencia entre representaciones conscientes e inconscientes. Dice que en la conciencia existen representaciones palabras más la correspondiente representación cosa. En lo inconsciente existe representación cosa sola. La cuestión referente a la representación palabra, representación cosa o representación objeto es tratada por Freud en diferentes lugares de su obra. Podemos decir que en Freud la palabra es siempre secundaria, se sitúa en el nivel de lo secundario. Esto considerado desde un punto de vista cronológico (desde la perspectiva del desarrollo del psiquismo) y tópico (preconsciente).

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